domingo, diciembre 09, 2007

Nintendo 64. Once años enchufada.

Todavía recuerdo esas Navidades del 97, cuando tras dar mucho la chapa a mis padres, mi madre accedió a comprarme una Nintendo 64.

Recuerdo haber dudado entre la Playstation y la 64, hasta que por fin tuve en mis manos el Super Mario 64 y me tiré de cabeza a por la de Nintendo.

Cartas de Tarot. La suerte parecía estar echada y Nintendo 64 sería la encargada de aplastar definitivamente a Sega y dar una lección a la novata Sony.

Por aquel entonces yo ya pasaba de la guerra de las consolas. La Mega drive estaba más que enterrada y había un claro vencedor: Nintendo. Sólo era cuestión de sentarse y disfrutar de los juegazos que estaban por venir. Digamos que me importaba bien poco si la Playstation tenía nosecuantos megahérzios, o si la Sega Saturn tenía ochenta procesadores. Yo sabía que la 64 era la consola más poderosa de todas aquellas (si exceptuamos la Neo Geo) y eso era garantía de poder fardar con los amigos un buen tiempo.

Publicidad de lujo. Con un papel de alta calidad, nos llego a los socios del club Nintendo el catálogo de la Nintendo 64.

Por desgracia la jugada no le salió muy bien a Nintendo. La consola tenía determinadas características que la ponían en ocasiones a un nivel inferior que sus competidoras. Los cartuchos eran más caros que los discos compactos (ahora me descojono de la gente que tildaba el cartucho de caro cada vez que veo juegos DVD por 70 €), su capacidad menor y Playstation gozaba de una amplia publicidad en todos los medios. Uno que ya tiene una edad, ha visto como, de llamarse a las consolas «la nintendo», se ha pasado a llamarlas «la pley». Triste, muy triste para los que estabamos metidos en el mundillo de los videojuegos.

Promociones. Sin publicidad no se puede vender un producto a nivel mundial. Gamecube lo sufrió en sus carnes. Wii parece haber aprendido la lección.

La pérdida de la licencia Final Fantasy, la huida de Squaresoft y de otras tantas desarrolladoras terminaron por convertir la máquina Playstation en la nueva reina del ocio electrónico y Nintendo se quedó totalmente eclipsada, hasta el punto de que si dices que compras consolas nintendo «eres raro» o «no entiendes». Ni siquiera Rareware pudo sacar de este aprieto a la 64 y eso que desarrolló los, para mi, mejores juegos de 1997 hasta pasado el año 2000.

Mi modesta colección de juegos. Faltan los de la DS. El Secret of evermore está debajo de los de ordenador. Lo peor de comprarse una consola nueva son los altos precios de los juegos, que hacen que te pierdas parte del catálogo por no poder permitírtelos. Menos mal que existen las tiendas de segunda mano, aunque a veces no están tan cuidados como debieran.

Bueno, que digan lo que quieran. Yo me seguiré reuniendo esos sábados de agua de valencia, cerveza y shisha para echar un Mario kart con los amigos antes de salir a respirar el humo cancerígeno del tabaco en los bares.



Video promocional de Mario kart 64

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