lunes, octubre 04, 2010

Estructura, ramificación y administración de la Iglesia de la Santa luz (II)

Y meses estuvo el profeta hablando de supercherías, de tonterías, de majaderías y la gente se le agolpaba y le mostraba amor. Nunca vi en hombre tal determinación en llevar la oscuridad a mentes estrechas.

Appalafasos. Vida y obra de Janum, el bastardo mentiroso.
La divina creación


El eco de las palabras de Janum retumbaba por las cuatro esquinas de la tierra y miles de hombres siguieron su palabra, buscando el calor divino. Pero Janum deseaba mas respuestas, las cuales no tardaron en llegar, cuando una noche el profeta cayo en un profundo delirio. Fue aquella noche cuando la verdad se le apareció en los ojos: el mismísimo señor de los cielos le hablo. Los escribas pronto apresuraron a apuntar sus palabras, que demostraron ser el inicio de una nueva orden suprema: la Orden de la luz.

Amón reveló ante su más fiel súbdito el misterio de la creación. Creo el señor a cuatro hijos y les dio los cuatro dones más poderosos del universo. El primero fue Fatuo, portador de la llama de la vida y creo gigantescas bolas de fuego a imagen de su padre, pero vio que allí no crecía nada entre las llamas. La segunda en nacer fue Terras, que aplaco los fuegos de su hermano y los llevo al abismo, pero sobre las tierras áridas y ardientes seguía sin crecer nada. Visto esto, el Sol creo a Siphos, que soplo sobre la tierra y dio frescura al planeta, pero este intento también fue fallido, pues no se hallaba vida en esa nada. Después de pensar durante milenios y ver su creación tan estática e inmóvil decidió crear a su ultima hija Hidras, que llevo el agua a la tierra.

Y cual videojuego de Maxis, se dedicaron a mirar por toda la eternidad a ver que pasaba.



Artículos anteriores:

Estructura, ramificación y administración de la Iglesia de la Santa luz (I)

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