domingo, octubre 03, 2010

Estructura, ramificación y administración de la Iglesia de la Santa luz (I)

No solo nos trajo esperanza, sino la luz que te hace levantar por las mañanas.

Mariam, la que tocó su túnica. Cartas a Zué.
Janum Zifez


Diversas historias han llegado hasta nosotros de lo que es la original Orden de la luz, surgida siglos antes de la llegada de la tradición judeocristiana. De la mano de Janum han llegado los primeros escritos de esta antigua religión surgida entre los imperios más gloriosos de aquellas épocas, el de Mesopotamia y Egipto.

Hombre culto de letras. No se sabe su lugar de nacimiento ni la fecha exacta, solo se disponen de algunos datos de sus escritos con los que podríamos encuadrarle en el 4500 a.c.

Se sabe que estudio en prestigiosos templos de la antigua Creta y que paso largo tiempo con el rey de Minos, estudiando los comportamientos de la naturaleza, la alquimia y los astros. Fue allí donde entro en contacto por primera vez con una poderosa fuente de conocimientos: la mitología egipcia. Convencido en la divinidad absoluta de Amón, empezó a indagar en todos los lugares religiosos que por aquel entonces conocía el hombre. Se sabe que llego hasta las mismísimas fuentes del Nilo o que alcanzo el río Amarillo en busca de conocimientos.

Tras mas de 20 años de largos viajes regresó a Creta y se encerró a estudiar detalladamente todas las divinidades que había encontrado a su paso. Tras largos meses buscando respuestas estallo una guerra que le privo de continuar su trabajo. Destrozado por la masacre continua, Janum ganó una extraordinaria fe hacia Amón, que crecía día tras día y batalla tras batalla. Ante la continua perdida de moral de los soldados, Janum les animaba como buen sacerdote y por lo que se ve, fue bastante convincente, la llamada del Dios Sol corría por la sangre de los guerreros. Se cuenta que la furia fanática alcanzaba a estos hombres hasta niveles de éxtasis y que con la luz del día se volvían grandes gigantes llenos de furia y ansia de sangre.

Alzado Janum como adalid absoluto tras terminar la guerra, el rey de Misabia no tuvo otro remedio que concederle el control de una parte de su ejercito y de su reino.

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