Por un momento he llegado a olvidar donde estaba y he vuelto a viajar mientras los pixeles de la pantalla queman mis retinas. Y he vuelto a recordar esas noches en las que volvía a casa y el maldito gorrión que anida en los plátanos me recuerda que dentro de poco amanecerá.
Recuerdo, antes de que los números, velocidades y motores térmicos me cuadricularan la cabeza, como con una simple copa de vino con miel era capaz de recorrer cientos de siglos y volver a andar entre aquellos hombres y mujeres que habitaban a las orillas del Mare internum. Mujeres de cabellos tostados al sol, el aire limpio de la costa, el jornalero trabajando de sol a sol el campo dorado, los pescadores cubiertos de salitre y los palacios carmesíes camuflándose con el atardecer.
Aquellas diosas con serpientes en la mano. Las danzarinas de pechos descubiertos retociéndose en banquetes. Los mozos ganandose la madurez al saltar un toro.
Ay, sin duda esta noche volveré a soñar.
Recuerdo, antes de que los números, velocidades y motores térmicos me cuadricularan la cabeza, como con una simple copa de vino con miel era capaz de recorrer cientos de siglos y volver a andar entre aquellos hombres y mujeres que habitaban a las orillas del Mare internum. Mujeres de cabellos tostados al sol, el aire limpio de la costa, el jornalero trabajando de sol a sol el campo dorado, los pescadores cubiertos de salitre y los palacios carmesíes camuflándose con el atardecer.
Aquellas diosas con serpientes en la mano. Las danzarinas de pechos descubiertos retociéndose en banquetes. Los mozos ganandose la madurez al saltar un toro.
Ay, sin duda esta noche volveré a soñar.
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