Hoy ha sido uno de esos días en los que te das cuenta de lo importante que es usar programas de software libre creados para personas y no para consumidores.
¿Habéis intentado cambiar el idioma de la interfaz de Microsoft Office? Algo tan sencillo como eso, poder tener el Word en alemán, inglés o castellano, según nos convenga, nos cuesta a 30€ por idioma. Si, algo tan miserable como poder tener tu programa en el idioma que te apetezca cuesta dinero. No solo pagas una licencia carísima, sino que además tienes que volver a pasar por caja para poder disfrutar del programa como a ti te apetezca.
Quizá esto suene a una estupidez, pero cuando sales al extranjero, nunca viene mal tener un programa multilingüe por si tienes que trabajar en ordenadores ajenos, o porque no, aprender vocabulario básico del programa en cuestión.
¿Cómo arreglar esto? Pues instalando por ejemplo Libreoffice (u Openoffice, que me da lo mismo), que te da la opción de instalar los paquetes de idiomas y diccionarios sin coste añadido y de una manera sencilla. Así de simple.
De momento me tendré que seguir jodiendo con mi MS Project en alemán y mi MS Visio en inglés, porque a ellos les da la gana. Y disfrutaré de mi Libreoffice en inglés, español y alemán... porque me da la gana a mi.
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