Ergobucio o el no comprarse un teléfono móvil de última generación

PELIGRO: ESTE CUENTO CONTIENE MUCHOS FALLOS SINTÁCTICOS Y FALTAS DE ORTOGRAFÍA EN SU INTERIOR DEBIDO A LA EBRIEDAD DEL AUTOR. LEALO BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD.

No muy lejos de donde yo vivía, aparecieron muertas ocho personas en extrañas circunstancias. Fue una de las razones por las que tuve que emigrar, el miedo, el no saber cuando llegará tu hora, saber que algo o alguien te acecha...

Por suerte todo esto se acabo cuando terminaron cogiendo a el/los/las asesinos. Cuando vi el parte policial me quede asustado, puesto que yo podría haber sido el siguiente. He aquí un relato de los hechos.

Aquel era un barrio tranquilo, nada del otro mundo. Todo esto cambió cuando aquella chica ligera de ropa me invito a dar una vuelta en su coche... pero esa es otra historia. El caso es que aquel barrio siguió tranquilo mucho despues de lo del coche y esos enormes pechos, pero bueno, ahora si que si, todo cambió con la llegada de aquellos hombres de azul. Parecian simples técnicos que querían ofrecernos la felicidad en forma de llamadas telefónicas baratas y sueños de un mundo mejor con tarifas impresionantes, muy competitivas y además con ADSL gratis.

Comenzaron yendo puerta por puerta, como testigos de la Iglesia de la luz. Por desgracia, cuando visitaron mi hogar, estaba estudiando en la biblioteca y no pude hacerme con la oferta. Misteriosamente, despues de haber vendido unos 8 packs telefónicos desaparecieron del barrio y nunca les volví a ver. ¡Qué afortunados fueron aquellos que recibieron su pack telefónico! Eso pensaba yo hacia mis adentros sin saber que funestos planes tramaban aquellos teléfonos.

Al cabo de unos días aparecio muerto el primero de mis vecinos. Algo o alguien, un niño gordo tal vez, había devorado completamente sus miembros y lo único que quedaba era su ombligo. La mujer estaba totalmente aterrorizada. La policia no supo que hacer, así que metió a la mujer en la carcel, pues tenía un lunar que la hacía sospechosa. Durante unas horas el barrio durmió tranquilo, hasta que comenzo el partido. Y como la gente es muy vaga, prefiere no cocinar mientras ve la tele, así que las llamadas al Pizza esspres se multiplican por mil cuando hay acontecimientos deportivos. Desdichados pizzeros, fueron todos muertos sin razón aparente, así como quien les llamó.

Una vez más la desdicha llamo cerca de mi puerta. No por ello sentí miedo. El miedo llegó después. Al intentar desvalijar la casa de la del 3º, mi amante con la adrenalina, empezó a notar unos sudores fríos en su apretado vestido y no tuvo otro remedio que quitárselo. Ante mi asombro, yo también empecé a notar esos sudores fríos, pero por desgracia, mis poderosos y grandes y sudorosos brazos chocaron contra el teléfono fijo de la vieja. Hete aquí que de aquel aparato era un auténtico teléfono fijo que a la vez era móvil de ultimísima generación. Pero esto no es lo más asombroso, sino lo que salió de dentro. Cosa más asquerosa y repugnante no he visto en mi vida: un ser rosita que parecia sacado de un cacho craneo humano rodeado por tentáculos y un tentáculo más grande que parecia una trompa por donde iba dejando un resto de babas mientras reptaba sobre ellas. Asustada, mi siempre atractiva amante, le lanzó un cacho fruta que llevaba en su bolso. El animalillo lo absorbió con su trompa y comenzó a cambiar de color y forma, pareciendo una berenjena con tentáculos.

Despues de pisarle varias veces y quemarle con queroseno, llamamos a la policía, que destruyó todos los teléfonos del vecindario con acido embulocético, para no dejar restos orgánicos y mandó detener a los vendedores de los aparatos, pero no hubo rastro de ellos.

Así que ya sabeis, no compreis teléfonos móviles de última generación a precios irrisorios. Nunca se sabe de que está relleno el altavoz.