lunes, noviembre 27, 2006

La desdichada y cruenta historia de Puri (Redifusión)

Puri era un niño que no tenía amiguitos. Sus padres habían ido a un psicólogo y éste les dijo que siendo el niño tan feo mejor que le encerrasen de por vida en un acuario. Al oir esto, Puri corrió y corrió lo más rápido que pudo para no acabar rodeado de peces.

Cuando estuvo cansado y ya no podía más, tuvo la suerte de encontrarse un convento. Al llamar, las agradables monjitas le invitaron a pasar a pesar de provocar las arcadas de más de una de las novicias. Puri se sintió querido. A partir de entonces se dedicó a la jardineria y a la horticultura: plantaba, pepinos, calabacines, zanahorias. Los primeros meses le pareció lo más normal, ya que aquellas verduras son lo más sano y nutritivo del mundo

Pero al cabo de un tiempo empezó a sospechar. Por mucho que plantase y recogiese nunca había verduras en sus guisos. Se decía que tal vez las monjitas las vendían los viernes en el mercadillo para así sacar algunos ahorrillos para aquellas sesiones de cine cristiano a puerta cerrada que hacían todos los miércoles. Eso también le pareció sospechoso, porque nunca le habían dejado presenciar aquellas películas tan llenas de fe. Él se habia vuelto muy creyente.

Gracias a su nuevo dios, ya no se sentía inferior al resto y era feliz y por eso no entendia que mal le podían hacer aquellas películas. Una noche, Puri salió despacito de su alcoba, procurando no hacer ningún ruido y se dirigió a la sala de proyecciones a empaparse de fe. Pero cuando abrió la puerta y vio lo que allí sucedía salió corriendo como galgo ardiendo. Las verduras cultivadas eran utilizadas por las monjas como juguetes eróticos en orgias ninfoverduleras y las películas cristianas eran en realidad películas porno de cocineros sadomasoquistas que utilizaban los alimentos como juguetes del diablo.

Puri corrió y corrió y nunca se supo más de él.

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