jueves, octubre 19, 2006

La historia de la playa de la muerte tremenda (¡ahora con acentos!).

Esta historia provocó profundos temores en los cientos de bañistas que pueblan nuestros mares. Os la vuelvo a traer, pues si olvidamos nuestra historia, estamos condenados a volver a ser escupidos por nuestros errores.


Está claro que no era un verano cualquiera. Ya desde el principio de julio, las continuas tormentas de rayos rositas sobre el cielo no presagiaban nada bueno.

Rigostiana ya había preparado la mochila para bajar a la playa, cuando su amiga Pomoscula la llamó apresuradamente al teléfono. Resulta que aquella mañana los amigos de Jogorcio habían pensado ir con ellas a la playa y resulta que ahora tendrían que maquillarse para ir a la playa para que los chicos se sintiesen atraidos hacia ellas.

Llegó el mediodía y las amiguitas bajaron a la playa y se encontraron a sus amigos haciéndolas gestos obscenos para que se acercasen a ellas. Una vez que se acomodaron y después de las presentaciones todos se fueron corriendo hacia el agua, que aquella mañana presentaba un color rojo nada habitual. Tampoco parecieron darse cuenta de aquel extraño vacío en la playa, a pesar del día fantástico y soleado que tenían. Tampoco parecieron extrañarse de los restos humanos dispersados por la playa ni de los huesos desperdigados en la arena carmín.

Tras pasar un rato jugando a la pelota. Gilberto notó que había gran densidad de algas a su alrededor, lo cual le daba bastante dentera. Así que, a pesar de los insultos e intentos de agresión por parte de sus amigos, salió de la playa y se puso a tomar el sol y a contar granos de arena. Rigostiana, prendada de aquel chico alto y musculoso pero cabezón y tuerto, también salió del agua para hacerle compañía e intentar sacar cacho.

Pero en el momento en el que estuvieron a punto de darse el más bello beso jamas dado por un hombre a una mujer, demostrando un amor más allá de cualquier comprensión humana, sus amigos salieron asustados de la playa. Llevaban las piernas llenas de algas, el pelo también e incluso sus orificios oculares contenian una gran cantidad de algas. Asustados, Gilberto y Rigostiana huyeron rapidamente de ese espectaculo dantesco. Minutos más tarde sus amigos acabaron totalmente devorados por las algas antropófagas y sus cadaveres arrastrados al mar profundo, donde fueron olvidados por siempre jamás.

2 comentarios:

IvI dijo...

Se me está haciendo vicio eso de entrar en tu blog!
Buenos días!
Eso si, los acentos me asustaron mucho, mucho, aunque creo que si hubieras puesto diéresis hubiera sido mas terrorífico.
Besos.

Protion9 dijo...

Pero los vicios son buenos :P

Lo de los acentos es más bien parte del estilo, que antes no ponía ninguno, perdía credibilidad :P

Saludos!